De Juan Sanchís Zabalza
Madrid, 16 de febrero de 18981
Sr. D. Emilio Zola
Muy respetable señor mío y de mi más distinguida consideración:
Sin título alguno con que poderme dirigir a V., el eximio escritor del siglo XIX, por el que siento un afecto y simpatía desinteresada, basada solamente en el talento tan extraordinario que reconozco y dados sus pensamientos tan sobresalientes como he podido apreciar en el mero hecho de ser un gran apasionado de sus escritos, tan excelentes, sintiendo en el alma no conocerlo personalmente cual conozco sus libros, múeveme hoy a molestar su atención con esta pobre y sencilla misiva el hecho del pundonoroso y caballeroso capitán Mr. Dreyfus, acusado de traidor a su patria, para mí tan inicuamente y tan sin justicia, pero que gracias a su entereza, justicia y valor la Divina Providencia le hace aún doble fuerte para hacer luz a un asunto y a una sentencia tan injustamente dada hacia 2 seres a los cuales han perjudicado miserablemente, cual son el dicho Capitán y su señora esposa. Empresa grandísima, laudable y empeñada es la emprendida por V. y que solo puedo acometerla cual lo hace, basado sólo en el espíritu de justicia, un hombre del talento y condiciones que tan extraordinarios tiene D. Emilio Zola a quien tengo la honra de dirigirme.
He ido siguiendo, con mucho interés, la lectura de los periódicos que se ocupan del asunto, pero desde el momento en que vi que V. se mostraba parte tan espontáneamente a favor de dicho desgraciado, rebatiendo lo sancionado por lo que en el mundo llamamos justicia2, cuando es muy al contrario, desde entonces leo con más ahínco cuanto se relaciona al atropello cometido por unos hombres que salvo mi parecer son los que fomentan la traición, sentenciando sin pruebas a un inocente y dando pie con esto a que no se descubra el verdadero traidor del país más adelantado del mundo. Mentira parece que hayan y existan seres tan sin conciencia. Siempre fui de parecer que vale más perdonar a un delincuente que no sentenciar a un inocente.
Como voy siendo muy extenso doy por terminada mi idea, que no es otra, que felicitarle, como igualmente a su abogado, Sr. Labori, por el éxito que van alcanzando con las declaraciones de los testigos según he visto en El Liberal de hoy, por lo que va viéndose la razón que le ha asistido a V. al tomar la iniciativa de ponerse frente a frente de la Justicia defendiendo a tan bizarro Capitán. No desmaye, pues buenos son los augurios y lo coronarán con el éxito completo, devolviendo la libertad y tranquilidad de su defendido ¿Dónde encontrarse tan buen bienhechor y tanto corazón? Sólo en D. Emilio Zola.
Nada soy y nada valgo, pero no quita para que me ofrezca incondicionalmente a la persona con quien me honro en escribirle, rogándole me perdone el atrevimiento tomado, y que sólo está basado en la admiración y cariño que hacia V. siente el que se ofrece de V. attº. y S.S.
Q.S.M.B.
Si de algo le soy útil puede dirigirse a mi nombre, pero a la Imprenta «Sucesores de Rivadeneyra», Paseo S. Vicente que es donde estoy empleado.
Colección: I.T.E.M.-C.N.R.S. Centre d’études sur Zola et le Naturalisme.
1. Papel timbrado: «J. Sanchis. Don Pedro, 1. Madrid».
2. Sobre el giro en el compromiso social y político internacional que se produce en la obra de Zola a partir de las experiencias ideológicas que recibe el autor con el caso Dreyfus, ver Mitterand, H., «Zola et l’internationalisme: un dernier rêve?», en Zola sans frontières, ed. cit.