De Luis Alberto Canales

Rinconada de Parral (Chile), 25 de febrero de 1898

Señor Emilio Zola

Mi respetable señor:

En la luminosa historia de la Francia existe hoy una mancha de que tarde o temprano tendrá motivos para arrepentirse esa gran nación.

Quiero referirme al fallo que ha condenado a Vd. al máximum de la pena en el proceso seguido en la Corte de los Assises.

Ha sido Vd. condenado!… Con la frente muy alta puede ir a su prisión!

Todo el mundo culto, que impaciente ha esperado el fallo, comprende que el jurado, con su resolución cae en un abismo.

No ha conseguido Vd. realizar su titánico proyecto de arrebatar de los puños enfurecidos de un pueblo fácilmente inflamable a un hombre que bien saben es inocente, y que sacrifican, sin embargo, en aras de un ciego odio de razas.

Pero, esa misma condición de gladiador herido, da a su persona más simpatía y ennoblece aún más el prestigio intelectual del valiente novelista de las miserias de esta febril y neurótica vida finisecular.

El pueblo francés, nervioso y falsamente sugestionado por un sentimiento de amor al ejército, ha gritado en contra vuestra obra generosa; y, ha sido necesario complacerle aun ultrajando a la justicia.

Porque eso, justicia, era lo único que perseguía Vd. para no manchar con una víctima inocente el tradicional lema de igualdad de la Francia republicana, y no el propósito mezquino, inadmisible en Vd. de Calumniar a los hombres de su país por satisfacer indignas inspiraciones.

La suerte le ha sido adversa en su noble y humanitaria empresa; y ha caído derrotado en la lucha, después de soportar, como todos los mártires de las grandes ideas el afrentoso calvario de las iras populares.

Pero, con Vd. también ha caído mucho el prestigio de esa noble Francia, que hace un siglo derramó a torrentes su sangre para fundar sobre base inamovible la libertad, la justicia y la igualdad, sobre las cuales ahora acaba de pasar pisoteándolas!

La actitud de Vd. en estos tiempos de calculado egoísmo es caso rarísimo que reconforta al espíritu e induce a confiar en la expectativa de una edad generosa y altruista cuyo goce más delicado e intenso, consiste en la redención de tantas injusticias que se siguen impávidas sobre el abatido cuerpo de la inocencia pisoteada.

La entidad moral de Vd. proyecta en estos momentos una silueta gigantesca, tan grande como su celebridad literaria; y su campaña es una pincelada que neutraliza en parte el sombrío cuadro de los errores morales de un país que adolece de obcecación patriótica. Esa obcecación pasará; se calmará la ira, y desaparecerá la ceguera para dejar paso a la satisfacción que se os debe; en tanto eso sucede, cumplo con el deber de saludar al ilustre condenado. Sea un alivio en su prisión, la idea de que con Vd. están en todas partes del mundo los espíritus rectos que profesan amor a la verdad y que han hecho un culto venerado de la justicia.

Dígnese señor, aceptar los sentimientos de cariñoso respeto con que lo saluda un chileno que lo admira.

[Tesorería municipal de Rinconada de Parral – Chile]