De Emilio Reverter

                                                               Barcelona, 30 de enero de 18981

Mi respetable señor y maestro: Al contemplaros solo contra toda la Francia, de esa gran Francia, llamada siempre por sus destinos históricos a resolver los más graves problemas de la justicia, de la verdad, del derecho, del progreso y de la libertad en el mundo; al veros solo cual nuevo Mesías ante el pueblo de Israel; como otro gran Napoleón en medio de las muchedumbres; cual Moisés en la soledad del Sinaí, luchando solo contra todos para regenerar al pueblo francés de su eterno chauvinismo, de su anacrónico romanticismo nacional y de su imperante [eufonismo]; proclamando con un valor rayano en el heroísmo el reinado absoluto de la justicia, el eterno ideal sobre la tierra; manteniendo íntegros los fueros de la conciencia en frente de una ley draconiana; pretendiendo a despecho de la extraviada opinión nacional solucionar un problema de justicia humana con vuestra perspicacia y vuestra [etognosia]  de novelador experimental; perseguido por el odio del alma nacional, sugestionada por un atavismo anárquico; expuesto a que bajo la avalancha de las multitudes desaparezca y se hunda en un instante vuestra inmensa obra literaria, orgullo de la cultura francesa y admiración del mundo; permitídme, señor, que os ofrezca y diere respetuoso y sincero mensaje de salutación y que admire vuestro enérgico individualismo, como admirando vengo años ha vuestro portentoso talento en cien libros reflejado.

«La France est malade», sí; y el Mundo, la opinión universal os proclama entusiasmáticamente la primera figura universal de fin de siglo.

Paso a paso vengo siguiendo los ruidosos incidentes del proceso Dreyfus; con ánimo sereno y juicio imparcial, no tocado de antisemitismo, vengo examinando una a una las pruebas aducidas en pro de la inocencia del condenado de la Isla del Diablo y los argumentos expuestos en favor de la revisión del proceso; con admiración creciente he leído una y cien veces vuestras hermosas cartas en defensa del que creéis víctima de un error judicial; y, con franqueza, os declaro, señor, que unas y otras han llevado tiempo ha a mi ánimo la convicción moral plena y absoluta de la inocencia de vuestro desventurado defendido, de ese mártir del eterno odio de la raza o del inexorable destino.

Sabed, pues, que no estáis solo en vuestra noble y admirable campaña en pro de la justicia y de la inocencia. En ella os acompaña la conciencia universal, la opinión unánime de este pueblo hermano, que os aplaude y admira, por vuestra fe inquebrantable en el orden moral y en el valor de la ciencia, y que desde el fondo de su alma os anima y alienta para que perseveréis en vuestra noble y hermosa actitud.2

En la titánica lucha que sostenéis, digna de vuestra fama y reputación universal, por el supremo ideal de la justicia absoluta sobre la tierra y en contra de la infalibilidad e inmunidad de los jueces, escudados en el principio de la «santidad de la cosa juzgada», que no puede suponer nunca la infalibilidad de tribunal alguno, podréis ser vencido, sí, por las violencias de un [sectarismo] social o por la anfibológica razón de Estado, arma de todo Gobierno débil y reaccionario; pero lo seréis únicamente de hecho. A vuestra derrota material responderá la conciencia universal declarándoos vencedor, aclamándoos heroico paladín del reinado de la Justicia absoluta en la tierra.

«Jamás vuestro buen nombre

el mundo olvidará,

que lengua de todo hombre

siempre lo nombrará»3

Intérprete de los sentimientos de este hidalgo pueblo español, hónrome en hacer llegar hasta vos la entusiasta y sincera expresión de la admiración que le produce vuestra nobilísima y hermosa actitud, a la par que me complazco en ofreceros el testimonio de mi más respetuosa consideración personal y declararme atento y S.S. q.b.s.m.

Colección: I.T.E.M.-C.N.R.S. Centre d’études sur Zola et le Naturalisme.

1. Emilio Reverter Delmes cuenta entre sus obras: Guía-catálogo, Memoria de la Exposición Universal de Barcelona (Barcelona, 2ª edición 1888), Filipinas por España. Narración episódica de la rebelión en el Archipiélago Filipino (Barcelona, 1897-1899), La guerra de Cuba, Reseña histórica de la insurrección Cubana (1895-1898) (Barcelona, 1897-1899) y La insurrección de Filipinas en 1896 y 1897 (Barcelona, 1899).

Bajo su rúbrica hace constar: «abogado y publicista».

La dirección que aparece en pie de página: «s/c Aragón, 233 pral.».

2. Miguel Sawa publicó en Don Quijote el artículo «A la juventud española» con fecha de 28 de enero  (Ver, más adelante, carta nº 46). El 31 de enero Clarín escribe, en el Heraldo de Madrid, «Abajo los judíos» (debemos añadir que, a pesar del título, el contenido es abiertamente dreyfusista).

3. Fueron numerosas las canciones que surgieron a favor y en contra de Dreyfus y de Zola en la época, tanto dentro como fuera de Francia.