De Antonio Pérez y Clemente Rayo

                                                              Valencia, 26 de enero de 1898

Este casino republicano1 compuesto de humildes obreros sin ningún título pomposo que ofreceros, más que su entusiasta corazón por todo aquello que sea justo, hágalo quien lo haga sin reconocer fronteras, ni dogmas religiosos, pues el bien allí donde se realiza es bien; no puede dejar pasar la presente ocasión sin felicitar con toda la efusión de su alma al obrero eminente gloria de la Francia que ha sabido fustigar con la moderna novela2 los vicios sociales de una manera tan brillante y sabia; que su nombre quedará grabado por ineternum en el cerebro de todos los que amen la literatura viril puesta al servicio de la razón.

El último acto que habéis realizado colocándoos al lado del débil, del oprimido que sufre una injusticia social hija de la preocupación religiosa, unida a un falso amor patrio que en sí mismo se condena. Esta elevación de sentimientos, ponen de manifiesto, su grandeza que en nuestros pobres juicios, os eleva a lo infinito, por lo que no podemos por menos que dejar paso al grito ¡Viva Zola! honra de su patria y gloria de la humana especie.

Si la espada, símbolo de la fuerza, (no de la razón) con el fanatismo de antiguas creencias; os hicieran salir de la nación que le cupo la gloria de haberos visto nacer: recordad que en esta tierra española hay una provincia llamada Valencia y en ella miles de obreros que os adoran como al héroe de este siglo, pues habéis puesto vuestra sublime inteligencia al lado de la razón, de la justicia y del derecho3.

Lo que no rendimos a reyes ni emperadores, que es nuestro homenaje, lo tributamos al gran Zola.

Colección: I.T.E.M.-C.N.R.S. Centre d’études sur Zola et le Naturalisme.

1. Por el membrete, se trata del Casino Republicano De la Vega, del cual, según los datos que aparecen junto a las firmas a pie de página, Antonio Pérez era secretario, y Clemente Rayo presidente.

2. Las novelas de Zola eran ya muy conocidas en Valencia gracias al enorme empeño que puso en ello Vicente Blasco Ibáñez. El entonces joven escritor español solicitó  a Zola en 1893 la autorización para publicar sus obras en la revista El Pueblo que él mismo dirigía y que supondría editarlas a un módico precio accesible a todos los obreros: «Mon désir est que le peuple espagnol s’illustre et comme le manque d’argent l’empêche de connaître les plus grands écrivains, je désirerai mettre ces oeuvres à la hauteur de sa misère; et pour cela, j’ai pensé publier une bibliothèque de volumes de cinq cents pages à 0,75 cts traduisant vos principaux ouvrages.» (Ver Alaoui, S., Les éditions espagnoles de l’oeuvre de Zola, Tesis doctoral inédita, Université Lumière Lyon 2, 1991) [Mi deseo es que el pueblo español se ilustre, y como la falta de dinero le impide conocer los más grandes escritores, desearía poner esas obras a la altura de su pobreza; y para ello, he pensado publicar una biblioteca de volúmenes de quinientas páginas a 0,75 céntimos traduciendo las principales obras de usted.]

3. El movimiento obrero francés tardó bastante más en reaccionar. El 18 de enero de 1898, cuando por toda Francia se llevaban a cabo manifestaciones antisemitas, treinta y dos diputados socialistas publicaron un manifiesto desvinculándose del futuro de Dreyfus por entender que pertenecía a la clase capitalista o clase enemiga. En España aparecieron artículos como «Los socialistas franceses y la cuestión Dreyfus» en El Socialista de 28 de enero de 1898.